5/02/2007

FAMILIA QUE RUMBEA UNIDA, PERMANECE UNIDA


Relato
Por: CARLOS ERAZO LOPEZ
Secretario de Gobierno
La Unión (Nariño)


La Unión Nariño fue la anfitriona de lujo durante las festividades de diciembre de 2006 y carnavales de 2007, al igual que la señora de la casa adorna, arregla su hogar y prepara los mejores platos disponiendo todo para atender la visita, así mismo La Unión se preparó con eventos culturales y artísticos que desde tiempo atrás no tenía este despliegue colorido y sobre todo rescatando nuestra idiosincrasia.
Los visitantes motivados por un merecido descanso de fin de año que les permitiera salir de la rutina de sus labores diarias y ante la expectativa de que “las fiestas iban a estar buenas”, propiciaron que la temporada de fin de año y carnavales 2007 fuera mucho más concurrida que otros años.
Similar a lo administrativo, en más de un hogar venteño (historia que aplica para San Pablo, La Cruz, Taminango, Mercaderes y demás municipios del Norte) se inició una romería carnavalera, comenzando con la llegada de la cuñada y sus familiares de Cali, al día siguiente la prima con el esposo de Líbano (Tolima claro está), el veintiséis de diciembre de sorpresa llega el compadre que vive en Bogotá, el dos de enero el querido hijo menor y sin previo aviso se aparece con los dos compañeros de universidad que quería pasar unos carnavales en Nariño y comer cuy, finalmente no puede faltar el arribo internacional de las primas que llegaron de España con buenos Euros ahorrados para comprarle una casita a la mamá en el pueblo; así pues hay que iniciar un plan de contingencia similar a las alertas amarillas del Galeras que incluye bajar los catres, pedir prestados colchones y ceder la comodidad de una habitación exclusiva a cambio de la incomoda pero gozada “cama general”.
Durante esos días de fiesta y carnaval no se sabe que día de la semana es, los horarios se trastocan y el desayuno sirve de almuerzo, la informalidad es la norma y “la pinta es lo de menos”, se hace revisión de fotografías de antaño y se adjuntan las nuevas del sobrinito de quince días de nacido, que a más de estar con los ojos cerrados sólo se le mira la mitad de la cara, pero eso sí “es idéntico al papá”.
Luego del medio día y pasado el milagro de la multiplicación de los peces y los panes durante el almuerzo, porque para todos hay, en horas de la tarde llegan las invitaciones de parientes para asados en el patio o la terraza de la casa, sancochos de gallina, hueso carnudo o pata y se emprende la detallada programación del paseo con fiambre en hoja soasada con huevos duros, yuca, naranja, leña, carne ahumada, longaniza, gallina raspadora, arroz masatudo y ají pique, donde todos tienen funciones fijas para terminar disfrutándolo a pleno sol y encima de una piedra a las orillas de “Las Tinas” o “Las Juntas” (balnearios de La Unión).
El desarrollo de la agenda de visitas a vecinos del barrio a viejos amigos y familiares en las veredas (hasta donde hay que meter el Mazda 323 con sobrecupo), en toda casa donde se apadrine la hospitalidad, de entrada le sirven su vaso de champús, chicha o café con tamal y eso la entradita, lo demás un continuo desfile de platos dignos del “palacio del colesterol”.
Ya en las noches y con la excusa de una apuesta en el naipe o la lotería se departen anécdotas de cuando se era joven y el porque del apodo de cada uno, así mismo se propician “guerras de sexos” realizando dinámicas en las cuales por medio de mímica hay que representar un animal o adivinar su nombre, lo cual hace que desde el más niño, hasta la abuela llore de risa y nos duelan las quijadas, cuando vemos al más serio de nuestros tíos hacer gestos, muecas y saltos tratando de figurar un mandríl y de paso bailando “Re-getón”.
Pero tras todo este derroche de energías, manjares, dinero y posterior guayabo, considero que hay una merecida justificación y vale la pena hacer esa inversión financiera y logística y es la Unidad Familiar , porque dentro de nuestro folclorísmo y cada uno de estos particulares eventos y costumbres lo que hay es un fortalecimiento de principios como la armonía familiar, convivencia, solidaridad, trabajo en equipo, amor por lo propio y rescate de valores que sirven de cimiento y guía para los venideros.
Tal vez este es el gran valor cultural y social que aún detentamos en pueblos como el nuestro, que a diferencia de otras festividades o ferias de grandes ciudades son distintos los elementos y bases sobre las cuales se erigen.

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